|  |  | NUESTRO INTERCAMBIO ENTRE ESPAÑA
						E ITALIA 
 El intercambio que realizamos los alumnos de 4º de la ESO del IES Quercus con
						las chicas italianas conllevó experiencias nuevas para todos nosotros. Creo
						que nos hizo un poco más autosuficientes la experiencia de la parte en que
						estuvimos en Italia. Nos encontramos con una lengua diferente y muy bonita a la que
						no nos costo mucho acostumbrarnos (o por lo menos a mí). Intentamos aprender
						a sobrevivir sin los padres, que muchas veces te resuelven los problemas. Nos dimos
						cuenta de que la vida en Italia es un poco mas cara que en España. Teníamos
						horarios diferentes. No sé si es que soy muy vago pero a mí eso de
						ir un sábado al instituto a dar clase, me hacía pensar que la enseñanza
						en España aunque tenga sus socavones, no esta tan mal pensada.
 
 Los italianos, a pesar de no conocer la palabra siesta y no saber hacer fiestas como
						aquí, me parecieron personas encantadoras, simpáticas, buena gente...
						Creo que deberían estar orgullosos de su personalidad, sobre todo, cuando
						los veías haciendo un esfuerzo para comunicarse con alguien que no habla su
						lengua.
 
 La familia que me acogió, cuando llegué el primer día, mas o
						menos sobre los dos o tres de la madrugada, se puso a hacer pasta porque no habíamos
						cenado mas que un bocata, estábamos todos, en general, muy cansados porque
						se había retrasado el avión y era muy tarde.
 
 En la zona donde estábamos se veían pasar coches de alta gama con frecuencia.
						Las casas eran una mezcla de chalet y casa de pueblo, la mayoría tenía
						un jardín. En el pueblo donde estaba la casa que me acogió, su iglesia
						me llamo la atención porque no estaba custodiada por un párroco, había
						una cámara y estaba abierta, como los parques, y sin un alma dentro. La policía
						en los sitios turísticos iba en manada y sorprendentemente no multaba a quien
						vendía mercancía pirateada, sino al que la compraba. El hospital era
						anterior a la Segunda Guerra Mundial, con buenas instalaciones, de una sola planta
						y pasillos muy largos que hacía que las infraestructuras fueran incomodas
						para los trabajadores. Los tiques de autobús había que sacarlos con
						anterioridad en un estanco y para ir a un baño público había
						que pagar.
 
 En el instituto que nos acogió en Italia llamaba la atención la cantidad
						de bicis que había, como si de una concentración de ciclistas se tratara.
						Era evidente que el centro tenia “clase” aunque fuera solo por la cantidad de ordenadores
						que había, se podría decir que de media había mas de uno por
						alumno, pero eso no lo sé porque no me puse a contar ni a los alumnos ni los
						ordenadores.
 
 Me llamó la atención la cantidad de imágenes religiosas que
						te podías encontrar en cualquier lugar, y que, además de pasta, comen
						otras cosas de las cuales las que más me gustaron fueron los helados y los
						capuchinos.
 
 Era evidente que aparte de hacerte más autosuficiente también tenías
						que estar pendiente de lo que te decía tu compañera italiana en las
						dos fases del intercambio. Y aprendí que muere más gente por el tabaco
						que en accidentes de avión. Una cosa curiosa y bonita es el despegue del avión
						que parece una atracción de feria y las nubes con ese fondo de hormiguitas
						humanas.
 
 Creo que, aparte de algunas cosas sin importancia, no me dejo nada por mencionar,
						excepto que lo que vi de Italia me pareció muy bonito y si tuviera o pudiera
						repetir este viaje, lo haría con los ojos cerrados.
 
 Les agradezco a las profesoras que nos acompañaron todo su esfuerzo. Habrá
						compañeros que estén en desacuerdo con mis palabras y otros no, pero
						yo solo he querido expresar mi opinión y dar las gracias a Sole y Chelo.
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