|  |  | LA PROYECCIÓN DE UN FUTURO 
 
 
 Aunque mucha gente no lo crea así, todo lo que se aprende es beneficioso.
						Todo aquello que aprendemos en el instituto, con nuestros padres, con nuestros amigos,
						desarrolla nuestros cerebros. Muchas veces he oído repetir en clase la pregunta
						¿Y esto, a mí para que me sirve en la vida?; y reconozco que yo también
						la he hecho, pero ahí actúan los profesores. Los profesores nos intentan
						explicar que todo lo que se estudia tiene su sentido, que el hecho de que estemos
						estudiando lo que estamos estudiando no es por fastidiar, sino más bien todo
						lo contrario.
 Mientras haya gente que se preocupe de que los jóvenes nos formemos hasta
						un nivel mínimo y tengamos unos conocimientos básicos, funcionaremos
						bien.
 
 Porque, ¿y si nadie quisiera estudiar? ¿Y si todos nos sentáramos
						o trabajáramos en lo mismo? ¿Qué haríamos sin médicos,
						abogados, jueces? Y lo cierto es que a veces no queremos abrir los ojos y pensar
						que cuanto más sabe uno, más capacidad de decidir por sí mismo
						tiene. A veces no escuchamos a los profesores, no queremos bajarnos de nuestro pedestal
						sobre el que creemos tener razón, pero la mayoría de las veces no la
						tenemos ni por asomo.
 Esas personas que en nuestro centro son tan conocidas que nos resulta normal ver
						sus caras, que son como de la familia, como los conocidos de toda la vida, son de
						los que algún día nos acordaremos, y diremos, “caramba, llevaban razón,
						ahora puedo decidir por mí mismo, ahora soy alguien en la vida, ahora puedo
						decir que he seguido por el buen camino”.
 
 Y aunque a veces también se plantea el problema de: “Hay mucha gente que tiene
						grandes carreras universitarias y acaba de taxista, o de secretaria, o de recepcionista”.
						Pues bien, todo lo que se consigue con los estudios, no es nada comparado con la
						satisfacción personal de haber estudiado lo que nos gusta y saber que si has
						llegado a ser util en esta sociedad, es por todo lo que has hecho, que todo lo que
						has conseguido, ha sido gracias a tu esfuerzo.
 Eso no se paga con dinero, el conocer cosas nuevas y poder hablar en una conversación
						de cosas interesantes para los demás, no tiene precio.
 
 Mi reflexión me lleva a la conclusión de que los profesores suelen
						querer por lo general ayudarnos, y pretenden enseñarnos que el mundo de ahí
						fuera no es tan bonito como a veces nos lo pintan.
 Yo me llevo un buen recuerdo de este instituto y la verdad es que pese a las críticas
						que pueda recibir, me parece un centro educativo con profesores tan profesionales
						como los que más, y que se preocupan por nosotros, en ocasiones demasiado,
						para lo poco que nos lo merecemos.
 
 Quisiera dar las gracias al instituto por los años de educación que
						se me han ofrecido, por haberos preocupado por mi futuro, y decir que si hubiese
						tenido la oportunidad de cambiar este instituto por otro, no lo hubiera hecho, porque
						la verdad, de todos los institutos que conozco, éste es de los que más
						actividades extra escolares y formas de amenizar las clases realizan.
 
 Gracias por dejarme escribir en el periódico, por enseñarme durante
						estos años y sobre todo, por haberme tratado tan bien y haberme transformado
						de el niño que entró en primero, al adulto que escribe estas letras.
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